El Patou, o Montaña de los Pirineos, es un perro guardián utilizado por los pastores para vigilar sus rebaños en los pastos de verano. Este perro blanco, grande, robusto y tranquilo, ha sido seleccionado por su capacidad para disuadir a los depredadores, en particular a los osos de nuestro territorio, sin necesidad de atacar. Vive en el corazón del rebaño, día y noche, y actúa de forma autónoma para garantizar la seguridad de las ovejas.
El Patou no es un perro de compañía: no busca el contacto ni el juego con los humanos. Cuando un excursionista o un ciclista se acerca a la manada, puede ladrar, intervenir o seguir al intruso para evaluar la amenaza. Este comportamiento puede parecer impresionante, pero no es agresivo ni gratuito: es su trabajo. Si mantiene la calma y sigue ciertas instrucciones, cualquier interacción se desarrollará sin problemas.
Si te encuentras con un rebaño custodiado por un Patou, reduce la velocidad, camina bien alrededor de los animales y evita hacer movimientos bruscos o gritar. Sobre todo, no levantes los brazos, ni mucho menos el bastón, para intentar impresionar al perro. No intentes acariciarlo, aunque se te acerque. Mantenga las distancias, hable en voz baja y continúe tranquilamente por un camino sinuoso, no directo.
Si le acompaña un perro, llévelo siempre atado, ya que el Patou puede percibirlo como un peligro inmediato.
La montaña es un lugar donde la ganadería y las actividades de ocio van de la mano. Respetar el trabajo de los Patou es también respetar el trabajo de los pastores y la biodiversidad de los pastos de montaña. Estando informado y vigilante, todo el mundo puede disfrutar de la naturaleza con toda tranquilidad, contribuyendo al mismo tiempo a preservar una actividad pastoril tan valiosa para nuestros paisajes y tradiciones.